En un castillo lejano, de una aldea remota, de un país oriental, hace ya mucho tiempo, la gente vivía intranquila, atemorizada y desconsolada porque su comunidad habia sido tomada por una inseguridad absoluta; la gente no podía caminar tranquilamente sola, no podía salir en las noches, no podía lucir sus atuendos, sus joyas, sus accesorios, debido esto a que lejanos visitantes les intimidaban, les ultrajaban y les hurtaban sus pertenencias.
Las mujeres guapas no debían salir solas, pues en ocasiones se exponían a sobrepasos, a insultos, a violaciones, a cualquier cantidad de situaciones que les podrían afectar profundamente en sus vidas, la aldea tranquila era solo un recuerdo de los ancestros, de ancianos y de turistas que no convivían con el pan diario de cada día…
La solución, después de consultar a los sabios ancianos, a los doctos y a los guerreros solo era una: -“Las mujeres, los niños y los ancianos deberían salir siempre acompañados, pues siempre resultara mas complejo para los malhechores atacar a mas de una persona, sobretodo, si tenemos la compañía de quienes bien puedan y decidan hacerlo. Hombres, guerreros y valientes, es nuestro deber proteger nuestro futuro, nuestras personas y nuestros bienes y honra” exclamo el gobernante de la olvidada población.
Así se hicieron las cosas, las mujeres salían a las calles, al mercado, al teatro, a cualquier sitio siempre con la compañía de un hombre, un guerrero o un adolescente que les brindara además de compañía, la protección requerida, después de todo, es bien conocido por la humanidad que solo las mujeres pueden perpetuar la existencia de la humanidad en la tierra, Dios ha posado en sus vientres el infinito milagro de la vida, ha puesto en su corazón el cuidado, la pasión y la protección de todo ser que les rodee, ha puesto en su mirada la ternura, el cariño y el amor a todo lo que observan, hoy, después de muchos años y muchas experiencias, se puede afirmar sin duda alguna, que Dios creo a la mujer con cada detalle, con el mayor de los esmeros, la delicadeza y el empeño justo y digno del creador…
La solución a pesar de no ser definitiva, bastante sirvió, pues en ocasiones, cuando los cuatreros trataban de hacer sus fechorías, se enfrentaban a la fortaleza de quien expone su vida por una dama, se enfrentaban al tesón del respeto y aprecio que inspira una mujer, se enfrentaban ante un león celoso cuando pretendían hacerle daño a su compañera, se enfrentaban al corazón de quien lo da todo por un ser tan delicado y especial, como lo es la gran mayoría de las mujeres, se enfrentaban a la furia de quien no permite que se atrevan a tocar un tesoro como lo es una doncella, los hombres hacían todo por evitar que a sus compañeras les sucediera el mas mínimo quebranto; En muchas ocasiones se evitaron los atracos, las violaciones, los ultrajes y todas aquellas situaciones que vulneraban a las damas.
Como todo, al comienzo era extraño, completo y podría resultar por momentos incomodo, pues la costumbre es un hecho repetido que en ocasiones resulta demasiado difícil de modificar, pero con un poco de tolerancia y control, las cosas cambiaron, porque no vieron a quienes les cuidaban como un escolta, sino como una persona con sentimientos, ocultos y rudimentarios, pero sentimientos a fin de cuentas, un ser que también pensaba, que hablaba y aunque sus consejos no eran los mas sensatos, tenían partes que se rescataban, tenían pedazos con valor y con algo de cordura; Cuando las mujeres comprendieron que el ser que a su lado se encontraba además de protegerlas, también podría cargar las bolsas, brindarles la mano, un apoyo, y hasta una fuerza adicional en algunas labores cotidianas, cuando observaron que las tareas arduas podrían ser repartidas a cambio de un café, un coqueteo y en el mejor de los casos, una apasionada, acalorada y romántica noche, en ese momento vieron en sus "cuidanderos" mucho mas que eso, encontraron el pálido, frio y monótono mundo de los hombres, descubrieron que podrían ser una compañía que resultaría en ocasiones divertida, segura y de “parceria” sana.
Es preciso relatar que antes de que esto sucediera, los hombres y las mujeres se apareaban, como lo harían los animales, de esa forma efímera, plana, aburridora, como un mero compromiso, como una simple y jarta responsabilidad, como un acto matutino sin experimentar placeres, sensaciones exquisitas, sin sentir ni tener conciencia que el amor se hace con el corazón y que el cuerpo es solo la herramienta para acceder carnalmente, sin tener en cuenta que la conexión trasciende a un plano metafísico, dejando de lado también que se enlazan sentimientos magnos, grandes, que se unen sideralmente las almas en una sola estrella, en un solo astro…
Retomando, la pareja que se unía en los quehaceres diarios, la confianza, la paciencia, el respeto, el cariño y todos esos sentimientos que se mezclan formando una relación mas allá de la amistad, creando un vinculo que sin nombre, pero con todos los detalles finamente posados en sus corazones, como un banquete que se sirve con todos los manjares, las delicias y los comensales dispuestos a disfrutar de la fiesta, así se iniciaron las relaciones amorosas, así se crearon los vínculos de corazón, mente y espíritu, así surgió lo que hoy en día se conoce como noviazgo, matrimonio, unión libre o como quiera llamarse.
Desde ese entonces, quienes hombres se consideran, quienes aun recuerdan el deber social que su figura encarna, saben bien que a una mujer se le acompaña a la puerta de su casa, y afortunado aquel que sea invitado a pasar, afortunado y dichoso aquel que además de ser invitado a seguir, sea albergado en esa morada, sea guardado en el corazón, sea el compañero del lecho de amor en el que ella descansa sus pensares, sus dolores, sus metas, sueños, sus deseos y convicciones; Quienes aun llevan en la sangre el dolor de sus ascendentes, saben que a una dama se le ofrece compañía, amor y respeto, se le da la mano al bajar del coche y se le cierra la puerta, se le cargan sus maletas, se le regalan finos bombones de chocolate, frescas flores primaverales, delicadas e insinuantes letras de amor con sangre del corazón, porque nunca se podrá negar que el Creador, fuere quien fuere, eligió a la mujer para dar vida, para inspirar los mas bellos sentimientos, para adorar y querer, para valorar, acompañar, proteger y consentir, porque solo una mujer logra despertar tantos deseos, tantos sentimientos, logra romper en el corazón de un hombre, logra cambiar vidas, porque solo una mujer es capaz de dar vida, porque Ustedes, abuelas, madres, hijas, nietas, hermanas, tías, sobrinas, amigas, compañeras, mujeres de casa y de oficina, novias, esposas, amantes, denomínense como quieran. Ustedes, con sus nombres, figuras, colores, olores, pensamientos, formas y sentimientos, en su corazón albergan la ilusión de un hombre, guardan en ese cofre infinito el amor, la calidez y todo lo que el mundo necesita para vivir, para ser mejor…
Con profundas lágrimas por quienes hoy ya no están, con la Fé de poder contar con cada una de ustedes por el resto de mis días, con sentimientos de gratitud, respeto, aprecio y profundo cariño, estas líneas les regalo, como el más paupérrimo de los homenajes, porque ustedes lo merecen todo, porque ustedes lo son todo!
WAN.G2

